martes, 25 de agosto de 2009

Biografía

Hijo del senador Manuel José de Balmaceda y de Encarnación Fernández. Primogénito entre 12 hermanos, y nacido en el seno de una familia acaudalada. Estudió en el Sagrado Corazón en Santiago, en el Seminario Conciliar, lugar donde desarrolló una temprana vocación mística, la cual abandonó tiempo después pero sin volverse antirreligioso, y en el Instituto Nacional.

En 1865 fue designado secretario de Manuel Montt Torres, durante el trabajo de éste en el Congreso Americano de Lima. El ex-presidente marcó fuertemente a Balmaceda, especialmente su fuerza moral, su capacidad organizadora y la energía creadora. En esa época ya se destacaba como un gran orador, gozando de un enorme prestigio.

En 1886 fue Cofundador, con los escritores nacionales Justo y Domingo Arteaga Alemparte, del diario "La Libertad".

Fue elegido diputado por Carelmapu en cuatro ocasiones consecutivas

En 1878 el presidente Aníbal Pinto lo nombró ministro plenipotenciario ante el gobierno argentino, logrando que las autoridades trasandinas se comprometieran a respetar la neutralidad durante la Guerra del Pacífico.

Esta gestión le valió el aprecio de Domingo Santa María, quien lo designaría Canciller en su primer gabinete (1881), para convertirse después en su Ministro del Interior.

Santa María lo tomó por su sucesor, siendo proclamado candidato a la presidencia el 17 de enero de 1886, apoyado por los partidos Nacional, Liberal y una fracción de los Radicales. Su posible contendor, José Francisco Vergara, se retiró de la carrera presidencial y Balmaceda fue electo presidente de la República por 324 electores de 330.

Fue proclamado por el Congreso como presidente electo, en sesión del 30 de agosto de 1886. Asumió el mando el 18 de septiembre de 1886.

Programa político

Los principales postulados de Balmaceda al iniciar su gobierno eran:

  • Desarrollo económico del país, mediante un grandioso plan de obras publicas, que incluyen ferrocarriles, escuelas, alcantarillados, caminos, hospitales, cárceles, etc.
  • Terminar con el monopolio del salitre (no estatizarlo), convirtiendo esta riqueza pasajera en riqueza estable (según su plan, dotando al país de obras y educándolo).
  • Armonía entre la iglesia y el gobierno, terminando con las luchas teológicas.
  • Y la principal, y tal vez más desgraciada (para Balmaceda), de sus ambiciones era unir al liberalismo en una sola gran familia (hasta el momento divididos en liberales de gobierno, disidentes o luminarias y radicales).

Estos ideales estaban más planteados en sus sueños que en la realidad, y que su intento por realizarlas lo conducirá a la catástrofe.

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