martes, 25 de agosto de 2009

La guerra civil de 1891


El 6 de enero se sublevó la escuadra, que trasportaba a los principales líderes de la revolución, mas no se les plegó el ejército, por lo que el conflicto Presidente-Congreso devino en guerra civil.

Ésta, en sus inicios, ni siquiera parecía existir, la escuadra no desembarcaba en ningún sitio y se le tituló “la revolución ambulante”. Pero pronto cambiarían las cosas, pues la escuadra se dirigió al norte, donde difícilmente podrán ser atacados por el ejército regular y manejarían las riquezas del salitre. Por los combates de la aduana de Iquique y Pozo Almonte, los revolucionarios dominaron el norte, instaurándose una junta de gobierno, presidida por Jorge Montt, e integrada por Waldo Silva y Ramón Barros Luco.

El gobierno envió al norte a las torpederas “Lynch” y “Condell”, que hundieron el “Blanco Encalada”.

Mientras en Santiago funcionaba el “Comité Revolucionario”, liderado por Carlos Walker Martínez, quien tenía por objetivo coordinar acciones contra el gobierno de Balmaceda en la capital. Este comité tendría que hacerle frente a la amenaza que representaba el ministro Domingo Godoy.

Efectivamente, Balmaceda prácticamente delegó todas sus facultades sobre él, y éste las utilizó cual dictador, procediendo a saqueos, torturas y fusilamientos, todo a sabiendas de Balmaceda que pretendía ocultarse esa realidad. Tanto llegaba la crueldad de Godoy que hacía firmar a los torturados un libro de boletas, para registrar que fueron azotados.

Los enemigos de Godoy dentro del gobierno (que eran muchos) lograron la destitución de éste, al mismo tiempo que se convocaban elecciones parlamentarias y presidenciales, donde solamente fueron electos cercanos al mandatario. Como presidente electo se eligió a Claudio Vicuña.

Ya caído Godoy, se desarrolló uno de los excesos más desdeñables de la guerra civil. El 20 de agosto un grupo de jóvenes opositores a Balmaceda se reunieron en el fundo de Lo Cañas perteneciente al senador conservador Carlos Walker Martínez, esperando instrucciones del comité, cuando fueron rodeados por el ejército. Después de un simulacro de juicio, todo fueron ejecutados previa tortura, llegando algunos a no poder caminar hasta el patíbulo. La masacre fue ordenada por el Coronel Orozimbo Barbosa. Este hecho fue un golpe directo a la moral de los partidarios de Balmaceda y aún hoy se conserva una ya derruida cruz en la intersección de las Avenidas Walker Martínez y Tobalaba, en la comuna de La Florida. Este episodio es recordado como "Masacre de Lo Cañas".

Los revolucionarios preparaban su ejército, improvisado con marineros y trabajadores del salitre, entrenados por el alemán Emilio Koerner, que los adiestraba según las nuevas técnicas prusianas.

Los rebeldes desembarcaron entre los puertos de Valparaíso y Quintero, dirigiéndose a Concón, donde presentaron batalla ante el ejército gobiernista, triunfando los primeros. Esta victoria se ratificó con el Combate de Placilla, en la parte alta de Valparaíso que marcó el final de las esperanzas de Balmaceda y el triunfo de la revolución

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