martes, 25 de agosto de 2009

El conflicto con el congreso

Gabinetes vienen y van, la crisis política protagonizada por la ruptura con los nacionales deja al gobierno con una mayoría cada vez más débil en la cámara de diputados, mientras que algunos liberales de gobierno se escapan del redil para sumarse a los disidentes o a los nacionales (liberales mocetones). Es entonces cuando Balmaceda llama a los radicales para formar parte del gobierno. Su sueño de la unificación de los liberales parece cumplida, pero sería una ilusión frágil que se rompería al primer soplido.

Y este soplido llegó cuando los nacionales, radicales, disidentes y mocetones, cansados de la “versatilidad del presidente”, formaron un grupo político que Balmaceda llamó despectivamente el “cuadrilátero“.[1] Esta nueva fuerza tenía un poder casi equiparable al cada vez más débil partido liberal de gobierno, por lo que Balmaceda tuvo que ceder y formar un ministerio con el “cuadrilátero”, cuyo paso sería muy breve, por la lucha entre el “cuadrilátero” y el candidato de Balmaceda para su sucesión, Enrique Sanfuentes.

El programa del “cuadrilátero” se resume en: Libertad electoral, independencia de los partidos respecto al ejecutivo y la implementación de un sistema parlamentario de gobierno.

Balmaceda comprendió finalmente que su sueño de la unificación liberal era un fracaso, y se armó para la batalla contra la oposición, que deseaba despojar al presidente de sus facultades. Sondeó apoyo en el partido conservador, pero no logró el apoyo suficiente. Prescindió de Sanfuentes como candidato, ungiendo a Claudio Vicuña como su candidato, mientras la oposició

No hay comentarios:

Publicar un comentario