martes, 25 de agosto de 2009

Primeros ministerios


Balmaceda y sus Ministros: de pie General Velásquez, General Barbosa, Julio Bañados E., Guillermo Mackenna, José M. Valdés Carrera. Sentados: Pedro N. Gandarillas, Enrique S. Sanfuenfes. Presidente Balmaceda, Juan Mackenna.


Presidente Balmaceda y de los miembros del Ministerio formado el 20 de mayo de 1890. 1.- Enrique Salvador Sanfuentes 2.- Juan Mackenna 3.- Julio Bañados Espinosa 4.- Balmaceda 5.- Pedro N. Gandarillas 6.- José Velasquez 7.- José Valdes.

Juraron junto a Balmaceda sus primeros ministros, que serán:

El primer paso del presidente y su gabinete fue concluir con la lucha teológica, terminando con un problema que databa de la administración Pinto. Sucedía que estaba vacante el arzobispado de Santiago desde la muerte de Rafael Valdivieso, pues el gobierno intentó usar el derecho de patronato para dejar en el cargo a don Francisco de Paula Taforó, rechazado por los eclesiásticos ultramontanos que boicotearon su elección en Roma.

Este conflicto llegó a ribetes más graves durante la administración Santa María, pues este presidente rompió las relaciones con el Vaticano.

Ahora Balmaceda, aunque liberal y colaborador de Santa María, deseaba reconciliar al gobierno y a la iglesia, y buscó un candidato de consenso entre los dos, del que salió la candidatura de Mariano Casanova.

El 3 de diciembre León XIII firmaba la preconización de Casanova, poniendo fin a una lucha del que todo Chile estaba hastiado. El ministerio Lillo repitió los comicios municipales de Santiago, por encontrarse los anteriores viciados. El triunfo lo obtuvo la oposición, mostrando al gobierno una corrección no vista con anterioridad.

Sin embargo este ministerio, que poseía los aplausos de todo un país, tuvo que enfrentar la oposición de los liberales disidentes, que pretendían derribar este ministerio y sustituir ello a los nacionales en el gobierno.

Lillo prestó su renuncia al no contar con el apoyo de estos liberales, quienes realizaban obstrucción parlamentaria valiéndose de la falta de clausura del debate.

El nuevo ministerio estaba encabezado por Carlos Antúnez. Este se dedicó a plantear un nuevo reglamento para la cámara de diputados, para evitar acciones como las que derribaron al ministerio Lillo, pero fue tanta la oposición que sólo se logró aprobar la clausura del debate en las leyes de contribuciones, presupuesto y residencia del ejército. También se elevaron los ministerios de cinco a seis, creándose el de Obras Públicas.

En su discurso presidencial del 1 de junio de 1887, el presidente Balmaceda planteó derechamente la unidad de los liberales, por lo que se creó un nuevo ministerio con liberales disidentes, quienes reclamaban dos ministerios, a pesar de su pobre representación parlamentaria. Así el ministerio quedó formado por dos liberales, dos liberales disidentes y dos nacionales.

En 1888 se realizaron los comicios parlamentarios, más correctos que los anteriores pero no faltos de intervención, en el que la oposición avanzó algunos escaños.

Los disidentes convencieron a Balmaceda para formar un gabinete únicamente liberal, expulsando a los nacionales. El mandatario aceptó la propuesta y los nacionales pasaron a la oposición. Doble error, expulsar a los nacionales les quitó los mejores hombres de la administración y los disidentes ingresados al gobierno serían un caballo de Troya que destruiría las bases de su gobierno.

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